Argentina cerró 2024 con un superávit comercial récord de USD 18.899 millones, impulsado por un saldo energético positivo de USD 5.668 millones, el más alto desde 2006. Este resultado se explica por el aumento en la producción de petróleo y gas en Vaca Muerta, la mayor en 20 años, junto con la puesta en marcha del Gasoducto Perito Moreno, que redujo las importaciones de combustibles. Además, la recuperación agrícola tras la sequía y una caída general de las importaciones por la contracción económica contribuyeron al resultado.
El gobierno de Javier Milei apuesta a consolidar la apreciación del peso y fomentar una “dolarización endógena” mediante el crecimiento energético. Proyecciones para 2025 estiman un superávit energético de entre USD 8.000 y USD 10.000 millones, mientras que para 2030 podría llegar a USD 30.000 millones, reduciendo la dependencia del sector agrícola. La estabilidad cambiaria dependerá de medidas como la liberación del cepo cambiario y el fomento de inversiones a través del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI). Sin el aporte del sector energético, el superávit comercial habría sido significativamente menor, destacando su rol estratégico en el desempeño económico.
